Histeria

A la palabra Histeria del francés "Hystérie", se la consideraba una enfermedad puramente femenina ubicada en el útero de las mujeres que hacía que entraran en una crisis "nerviosa" caracterizada por una sensación de insatisfacción (expresión conocida como: no hay nada que le venga bien), un comportamiento exagerado y colorido.

El término Histeria proviene del vocablo griego "Hysteron" que significa útero, por esa época desarrollaron la Teoría del Útero Errante convencidos de que la movilidad del útero generaba toda una gama de enfermedades en la mujer.

Sigmund Freud fue uno de los primeros en acuñar el término Histeria. Trató a una paciente llamada Anna O que somatizaba su malestar emocional a través del cuerpo. Freud, llegó a la conclusión de que la Histeria era debido a la frustración sexual de la mujer. Los médicos de la época sostenían que la cura de la Histeria era "masajeando el clítoris de la mujer" hasta llegar al orgasmo denominado por entonces como "Paroxismo Histérico".

Joseph Mortimer Granville patenta en la década de 1880 un aparato electromecánico de forma fálica como instrumento terapéutico para efectuar el "masaje pélvico" de forma más fácil, rápida y limpia. Y de la mano de la Histeria surgió el Consolador, el amigo vibratorio no humano de la mujer que proporciona vida, belleza y juventud.

Hoy en día se utiliza la expresión histérica a modo de insulto u chiste para dar a entender que a la mujer le falta tener relaciones sexuales, por eso anda siempre de mal humor (expresión utilizada por hombres y mujeres). En el ámbito académico, es conveniente hablar de un Estilo Histérico que no representa indicio de enfermedad, sino una forma de Ser.

Las personas histéricas: evitan el sentimiento de exclusión, por lo cual siempre quieren llamar la atención. Caprichosas, y muy afectuosas, seducen pero no concretan, rechazan. Tienden a erotizar todos los vinculos, son muy sexuales, tienen más amigos hombres que amigas mujeres, es muy cruel con su género. Se divierte, coquetea con su soledad. Egocéntricas, irracionales, impulsivas, vengativas, siempre demandantes de atención y de amor, no soportan la indiferencia de un ser querido. Pueriles, lo masculino es percebido como algo peligroso, temen pero tienen curiosidad a lo desconocido: su propia sexualidad.

Seducen pero temen el libre albedrío, temen al abandono que en definitiva, es el temor a no ser amada-o.

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