Aprendamos a perdonar

No se trata simplemente de pedir perdón, las disculpas tienen valor reparador solo si se dan en ciertas condiciones de empatía.

11 ENE 2019 · Lectura: min.
Aprendamos a perdonar

En nuestra sociedad de la opinión, discrepamos y nos ofendemos permanentemente, y ante esta situación de agresión e  hipersensibilidad, pedir disculpas se hace cada vez más recurrente. Sin embargo, especialistas identifican situaciones en las que disculparse  puede ser solo un simulacro o un teatro.

¿Qué es el perdón?

Tanto la Psicología como la Filosofía, entienden que en el acto de perdonar  “uno promete olvidar una ofensa  a cambio de que  el otro prometa no reincidir en ella”. La acción de pedir perdón involucra como mínimo a dos personas y se funda sobre un espacio simbólico común en el que los implicados comparten ciertos valores y convenciones  que consideran superiores a ellos y en beneficio de esto buscan el acuerdo.

Algunas condiciones para que el perdón sea genuino:

  • Igualdad: Es necesario que quienes estén implicados en el pedido de perdón, sean dos iguales, no puede haber perdón en una relación vertical de poder.
  • Contrición: El perdón  no puede convertirse en un mecanismo discursivo para asumir errores y pasar rápidamente de página. Cuando el pedido de perdón adquiere la formalidad de un ritual que se repite  indistintamente ante cada equivocación, carece del sentido más profundo que tiene que ver con el arrepentimiento.
  • Paciencia: Aunque la disculpa sea frente a frente, no se puede esperar ser disculpado instantáneamente. Debe demostrarse que el conflicto ha desaparecido y no se volverá a repetir, es necesario generar nuevamente confianza.
  • Voluntad de reparar: El objetivo de disculparse no puede ser para sentirse bien uno mismo. Es necesario pensar en el otro, escuchar y atender su ofensa si quiero reparar la relación dañada. El perdón es la herramienta  para reparar un vínculo dañado.
  • Sinceridad: Ambas partes tienen que reconocer y creer en la honestidad del pedido de disculpas. Si no se asume sinceramente una responsabilidad, no se podrá reconstruir la confianza, y probablemente se siga dañando la relación.
  • Excepcionalidad: Las disculpas no pueden ser una licencia para ofender indefinidamente. Perdonar debe ser un acto excepcional, no se puede tolerar una ofensa indefinidamente.
  • Intimidad: El perdón, que es un contrato y tiene un sentido profundo en la esfera de la intimidad, no es equiparable al pedido de disculpas públicas en un medio masivo. En esta situación no es seguro que exista un acuerdo de valores previos entre todos los implicados.

Cuando  se valora al pedido de disculpas en sí mismo y no como un  mecanismo de entendimiento para reparar una relación dañada, se puede hablar de un simulacro de disculpas.

La empatía es el aspecto medular del perdón. Se trata de la capacidad de comprender al otro. Sin esto, las disculpas son formalidades vacías de significado.

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