¿Cuándo se pierde el deseo, se pierde todo lo demás?

Los antidepresivos se prescriben ante cualquier situación de estrés, ya que equilibra el estado emocional de la persona. También lleva a una la pérdida de la líbido, en mujeres y hombres.

23 NOV 2017 · Lectura: min.
No hay que perder de vista que la salud emocional está fuertemente ligada a la contención con que contamos diariamente.

Sucede que a veces, una de las dos partes que forman una pareja, ya no siente lo mismo que sintió al principio. Es obvio que la atracción física sólo es momentánea y da inicio a la construcción de esa relación, que luego es fortalecida por lazos más fuertes y más profundos como el amor. A medida que pasa el tiempo, son éstos los que afianzan los sentimientos entre dos personas. El amor se construye, eso es moneda corriente. ¿Y qué pasa con el deseo? ¿Qué sucede una vez que la etapa inicial de atracción culmina? En muchos casos, todo sigue igual. En tantos otros, alguna de las partes quizá se vea afectada por la pérdida de ese deseo que primó en un inicio. Las causas pueden ser múltiples. Sin embargo, hoy en día, reina una situación que aqueja a miles de personas: el consumo de antidepresivos. Los antidepresivos se prescriben ante cualquier situación de estrés últimamente, ya que equilibra el estado emocional de la persona que lo consume, ayudándola a sobrellevar aquello que la desestabiliza. Lamentablemente, nadie nos advierte sobre uno de sus principales efectos adversos: la pérdida de la líbido, tanto en hombres como mujeres.

La droga de la (in)felicidad

El escitalopram (inhibidor selectivo de la recaptación de serotonina) es la droga que, por un lado, ayuda a enfrentar los trastornos de ansiedad, los trastornos de angustia, como los ataques de pánico, y la fobia social, para estabilizar a aquellas personas que padecen estos males. Pero, al mismo tiempo que nos "ayuda" a ser felices, nos quita plenitud en nuestra salud sexual. Esto no quiere decir que todos aquellos que consuman escitalopram van a sufrir este efecto adverso. Pero sí hay que tener presente que, entre las múltiples reacciones adversas, una muy frecuente es la pérdida de la libido en ambos sexos, y la anorgasmia en la mujer.

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¿Salud emocional VERSUS salud sexual?

Entonces, la dicotomía es, ¿nos focalizamos en nuestro estado emocional y dejamos en un segundo plano la plenitud en la pareja? La cual también ejerce su gran influencia en nuestra felicidad. ¿O probamos alternativas para reemplazar el químico y así no perder algo esencial y parte de nuestra salud también? Otra opción es ayudarnos, si es que no podemos prescindir de esta droga, con lo que nos ofrece el mercado para reavivar la pasión que alguna vez nos hizo tan bien.

No hay que perder de vista que la salud emocional está también fuertemente ligada a la contención con que contamos diariamente. Si flaqueamos y nos vemos desbordados hay que tener en cuenta que un abrazo, un beso, palabras necesarias, y también el sexo son sostenes de los cuales no podemos prescindir. La emoción afecta nuestro desarrollo, la angustia nos paraliza. Es sabio buscar alternativas para sanar, para lo cual hay que tener en cuenta que el deseo, el sexo, también son salud, y la salud sexual y emocional no tienen por qué ser excluyentes. En algunas ocasiones es necesaria la intervención profesional para encontrar y afrontar la causa de la insatisfacción sexual.

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