El valor de discutir

Para la existencia de una sociedad es necesario un cierto grado de acuerdo y consenso. Pero el consenso debe renovarse y actualizarse permanentemente,  para ello es necesario no autocensurarnos.

Muchas veces renunciamos a exponer nuestras opiniones por no estar de acuerdo con la mayoría. Sumarnos a los pensamientos comunes a todos nos da la comodidad de no ser vistos como raros o ridículos, y ser excluidos. Pero la falta de crítica o discusión genera el estancamiento y el atraso del grupo o de la especie.

Todos los grandes cambios y evoluciones históricos de la humanidad se originaron con una idea que en un principio generó disonancia con el sentido común. Y es normal que las mayorías reaccionen contra las opiniones que cuestionan su percepción del mundo.

Las ideas que la mayoría acepta como propias, aunque carezcan de fundamentos para justificarlas, adquieren legitimidad por peso numérico. La ideología mayoritaria que gobierna los pensamientos individuales es la forma más sutil de poder y opresión. Por esto expresar públicamente nuestra opinión cuando es contraria a lo que se acepta sin cuestionamientos, requiere mucho coraje.

Algunos consejos para mantener una discusión positiva

• Comprometete con lo que pensás, informate y desarrollá una argumentación en profundidad, despertarás también en los demás la necesidad de informarse.
• Separá lo personal del debate, apelá a la idea que se está debatiendo y no a las características personales de tus interlocutores, esto hará que no se sientan tan atacados y logren escucharte.
• Sé tolerante con las posturas contrarias para respetar y entender el mensaje del otro antes de hablar, te ayudará a mejorar tus estrategias argumentativas.
• Escuchá atentamente los demás puntos de vistas para comprender las razones más importantes de lo que expresan, esto te servirá para replantearte tus propias opiniones.
• Pensá que manifestar tu desacuerdo le ayudará a todos y parecer raro no es tan grave como mentirse a uno mismo.

Los neurocientíficos demostraron que cuando estamos en desacuerdo con una opinión general nuestro cerebro aumenta la actividad de la amígdala relacionada con el procesamiento del miedo, en cambio, no cuestionar reduce los niveles de estrés.

Sin embargo,  investigaciones en pragmática comunicacional, revelan que el debate y la oposición de puntos de vista, enriquecen la argumentación. Si alguien discrepa ayuda al resto a replantear sus verdades absolutas y mejora la calidad de sus fundamentos.

Beneficios de practicar discusiones

• Aprendemos a expresar nuestro punto de vista aunque sea discordante con la opinión general, y logramos cuestionarnos críticamente lo que cotidianamente se acepta como verdad.
• Desarrollamos tolerancia para escuchar otros puntos de vistas, desde posturas distintas a las nuestras.
• Nos quitamos el miedo a  exponernos ante los demás aumentando nuestra autoestima.
• Cuando alguien nos cuestiona algo que hasta ese momento creemos una verdad indiscutible, nos obliga a tener que informarnos sobre el tema y aumentamos nuestros conocimientos.
• Abrimos nuestra mente, cuestionando  las ideas fuertes que gobiernan nuestros modos de ver, sentir y pensar el mundo.

La evolución del pensamiento se inicia con el desacuerdo, este es el valor supremo de la discusión. No se trata de perder  o ganar un debate, sino de aceptarlo abiertamente para evolucionar entre todos.

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