¿Infidelidad o incapacidad de elegir?

Hay personas que tienen un matrimonio -o pareja con quien conviven- a la que aseguran amar, con cierta pasión y algo de rutina pero sin quien no imaginan la vida. A la vez tiene un "gran amor" con otra persona, donde predomina la pasión -sin ser el único componente- y tampoco visualizan un futuro sin esta persona.

Cuando están con una piensan en la otra y viceversa, lo que termina generando un estado de agotamiento, disconformidad, infelicidad constante, que muchas veces deriva en síntomas corporales. La angustia está presente en estos triángulos, ya que subyace el temor a perder a uno de los dos vínculos, cuando en realidad no se está plenamente en ninguno -temor al compromiso-.

Sin capacidad para tomar una decisión

La incapacidad de elegir se vincula con que al elegir algo, perdemos (lo no elegido). Esta vertiente de la pérdida remite a que "no somos completos, omnipotentes" lo que a nivel inconsciente se lee como "estamos atravesados por la castración" que dicho en lenguaje cotidiano significa "no podemos ni sabemos todo" "tenemos limitaciones".

En este no elegir se obvia que también algo ganamos -lo elegido-. No podemos tener todo, lo que representa cierta herida narcisista. Cuando estas personas llegan a consulta es porque ya hay un conflicto y sí quieren elegir -en principio relatan querer juntar a las dos personas en cuestión en una- y el primer paso es el reconocer que esto es imposible. El trabajo terapéutico consiste en contener, clarificar e interpretar el discurso hablado, gestual, corporal y los síntomas, en sentido amplio.

Así quien consulta va conectando con su propio deseo inconsciente y en un momento de "inside" le "cae la ficha" y va comenzando un proceso de elección, de aceptar que a alguien va a perder...Acompañado del inicio del proceso de duelo correspondiente. La elección es un punto de llegada que involucra convicción, compromiso -consigo mismo- y autoestima. Reconocerse pleno/a y feliz y vincularse desde allí.

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