La Ansiedad Anticipatoria

El concepto de Ansiedad Anticipatoria hace referencia a adelantarnos al futuro de una forma negativa. Es importante aclarar que la ansiedad no siempre es necesariamente negativa, ya que tiene una función adaptativa: es una señal de alarma ante un peligro que activa nuestro cuerpo y mente para ponernos en acción.

Ahora bien, el término Ansiedad Anticipatoria hace alusión a esos momentos en que usamos este mecanismo no a favor sino en contra nuestro, de una forma negativa, donde aparece una preocupación excesiva por el futuro, descuidando incluso el presente.

Comencemos hablando de la Ansiedad. Esta señal de alarma activada por el sistema nervioso tenía una utilidad más clara si analizamos a los hombres primitivos.

El hombre primitivo al enfrentarse a depredadores (como los félidos dientes de sable), hacían uso de esta señal para lograr estar alerta, lo que activaba los mecanismos de preservación que compartimos con otras especies: de lucha, huida o quedar paralizados. Frente a un peligro se segregan ciertas hormonas (como la adrenalina) y se activan distintos sistemas ligados, por ejemplo, a la aceleración de la respiración para que el oxígeno llegue más rápido a los músculos y nos permita una acción más efectiva.

Hoy en día el contexto ha cambiado; pero este sistema de señal de alarma sigue estando presente en nosotros. Las exigencias ahora son sociales/culturales; pero al poseer estos mecanismos en nuestro Sistema Nervioso se generan en nosotros los mismos efectos que si viésemos un depredador. Esto quiere decir: codificamos los nuevos estímulos de la misma manera que antes, y por eso el cuerpo acompaña con todas aquellas sensaciones que percibimos como malestar.

Ya no debemos enfrentarnos a los félidos, pero nuestro sistema nervioso puede interpretar muchas veces que es necesario defendernos. Podemos estar entonces, por ejemplo, frente a una exigencia laboral y que nos activemos poniendo en marcha todos estos mecanismos, poniéndonos alerta, acelerar nuestra respiración; pero de una forma exagerada: ya que el peligro no es real y la acción para lo que se prepara nuestro cuerpo no tendrá eficacia.

Se ha verificado que herramientas de meditación, como las que se enseñan en Mindfulness, pueden ser eficaces para mejorar el manejo de la ansiedad y de nuestras emociones en general. Más que nada, porque gran parte de la filosofía y ejercicios que plantea Mindfulness tienen el objetivo de lograr estar "presentes en el presente" y abandonar el piloto automático: esto quiere decir, dejar de vivir sin prestarle atención a las acciones que estamos realizando, dejar de estar distraídos pensando en el pasado o en el futuro, en vez de conectar con lo que nos toca hacer en el aquí y ahora.

Volviendo a la Ansiedad Anticipatoria entonces: La persona que se preocupa en demasía sufre en un doble nivel: por las cosas que aún no han sucedido, y por no aprovechar las oportunidades del presente por tener su mente ocupada en el futuro.

Será preferible Ocuparse en vez de Pre-ocuparse, frente a cualquier preocupación podemos buscar:

¿Qué es lo que el hoy me posibilita hacer a nivel de la acción?

Ocuparse a veces significará simplemente sentarnos a escribir en la agenda y organizar aquello que nos preocupa, o a veces acciones más complejas, pero siempre tendrá que ver con tomar las riendas en el asunto.

De esta manera debemos comprender entonces, que este sistema de alarma no es ni positivo ni negativo, tiene su función de ser y por eso está dentro de nosotros; pero también puede ser disfuncional por momentos, puede aparecer de forma indiscriminada o exagerada generando malestar. Es en estos momentos en donde necesitaremos aprender a entenderlo y manejarlo: lugar en el cual la Psicología y la psicoterapia  pueden ayudar.

Lic. Jonathan Nimeth.

Bibliografía

"Vivir sin estrés, Guía Práctica" Daniel López Rosetti. Colección Clarín. Salud y Bienestar.

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