Nena. Significante que identifica y que priva

Trabajo presentado en el marco de las 26° Jornadas Institucionales de Centro Dos "AMOR Y SEXUALIDAD EN LA ÉPOCA ACTUAL" Autor: Lic. Fernanda González García

2 DIC 2019 · Lectura: min.
Nena. Significante que identifica y que priva

Nena. Significante que identifica y que priva

S. llega a tratamiento a partir de un episodio que involucra a su padre, una pelea que culmina con un mensaje a su celular de parte de él diciéndole que era una mala hija y ella llegando casi inconsciente y llorando a su casa luego de una borrachera en una fiesta con amigos. Esta situación es la que motoriza a que su madre la "autorice" a empezar un tratamiento psicológico que S. le venía pidiendo comenzar y que ella (su madre) le decía que no necesitaba. S. tiene 19 años, sus padres están divorciados desde que tiene 8, más específicamente desde el día en que S. cumplió sus 8 años, siendo su octavo cumpleaños la fecha en que sus padres decidieron firmar el divorcio. Vive con su madre y su hermana 2 años menor y se queda una vez por semana en la casa del padre. Del vínculo con él cuenta que lo quiere porque es su padre pero que no tiene demasiada relación. Es él quien en determinadas oportunidades le echa en cara que ella no está mucho con él. Además, suele tener reacciones hirientes para con ella actuando, luego, como si nada hubiese ocurrido. Expresa S. que su padre es quien siempre quiere tener la razón, que nunca es el que está equivocado, sino el otro. Se refirió a él, en cierta oportunidad con el adjetivo de "nene": "Tiene 60 años y me pregunta si deja o no a la novia", "es un nene". A los 12 años tuvo su primera pelea fuerte con él, producto de sus malos tratos verbales y actitudinales para con ella, lo que desencadenó que no quiera verlo durante dos años.

S. está cursando una carrera que a sus padres no les convencía, por lo que dice que, entonces, aspira a sacarse buenas notas para que estén orgullosos de ella: "Ya que elegí algo que no les gusta, por lo menos que me vaya bien" expresa en una oportunidad. Para S., lo que pueda llegar a pensar o decir su madre es muy importante, tiene un peso que la deja en una posición aniñada. Dice que su mamá es su "verdadera" madre, que trabaja un montón para ella y su hermana, a diferencia de su padre, del cual se queja porque solo le pagaba el colegio y la obra social, habiendo tenido que experimentar situaciones, cuando se quedaba en su casa, en las que él se olvidaba de dejarle comida o dinero para que pudiera transportarse a la escuela o a otros lugares. Sin embargo, dice no tener la suficiente confianza con su madre como para contarle intimidades suyas, por ejemplo, si le gusta o sale con algún joven. No quiere que sepa de su vida íntima, dice que nunca fueron de conversar de esos temas. No quiere que sepa asuntos suyos, pero a su vez le genera cierto monto de culpa mentirle. Así es como prefirió terminar una relación de algunos meses que mantenía con un joven, el cual venía invitándola a pasar la noche en su casa y ella le ponía excusas ya que debía mentirle a su madre diciéndole que se quedaría a dormir en la casa de una amiga. Esto le producía culpa y miedo, según sus dichos. ¿Miedo por mentirle a su madre o miedo por ir al encuentro sexual con un otro? Y cuando se habla de ir al encuentro sexual con un otro, en la histeria, tenemos que hablar de identificación imaginaria al padre, de identificación viril (Lacan, 1955-1956, 254). S. en varias oportunidades se nombra a ella "como una nena", refiere sentirse muchas veces de ese modo y efectivamente deja que el otro también la ponga en ese lugar de "nena". Su madre, sacándole los turnos médicos y acompañándola, su padre ubicándola en ese lugar de niña que tiene que cumplir con él, yéndolo a ver determinadas veces por semana, porque el convenio que se firmó durante el divorcio así lo indica, ella expresando que se siente así al no poder tomar ciertas decisiones "que le corresponden". Se ubica también en cierta posición pasiva, desimplicada de lo que pasa a su alrededor, si tiene que ir al médico porque su mamá le sacó turno, ella va, si se tiene que ir de vacaciones con su papá, ella va, si tiene que ir a la casa del padre por algunos días ella va, dice que es "como una valija a la que transportan". Ella está en ese lugar, dejando que el otro tome decisiones por ella. Y es que ni siquiera fue S. quien cortó la relación con el joven con el que salía, sino él, después del planteo que ella le hizo, diciéndole que no sabía lo que quería con él y que no podía seguir así mintiéndole a la madre. Otra vez el otro tomando la decisión por ella.

Podemos observar, entonces, que S. dice sentirse como una nena y a la vez dice que su padre es como un nene, haciéndonos pensar, entonces, que es en ese lugar donde se identificaría al padre.

¿Qué significa, entonces, este padre para esta joven? La paciente trae una primera escena al comienzo del tratamiento. Una escena condensada que involucra a su padre y que luego, a lo largo de las sesiones, se irá desplegando hacia otras vías. Todo este despliegue es el que me brindará los elementos para pensar el caso como una histeria. Lacan dirá que, para la mujer, la realización de su sexo no se hace en el complejo de Edipo en forma simétrica a la del hombre, por identificación a la madre, sino al contrario por identificación al objeto paterno (1955-1956, 244). Podría pensarse la identificación al padre en esta analogía de "es un nene" - "me siento una nena". Hay, entonces, un sentimiento de ambivalencia respecto a su padre de, por un lado, degradarlo y por el otro, de sostenerlo. Sostenerlo en el sentido de que su presencia, si bien ella la trata de desestimar, tiene un peso importante en su vida. Es el motivo inicial de consulta a tratamiento. Y es que la histeria se sostiene por el amor al padre. Ella sostiene su amor a él en este significante nena. "Me siento como una nena de 12 años" dijo en una oportunidad. Interrogándola por ese número se justificó diciendo que "podría haber dicho también como una nena de 8 años". Le señalo que a los 8 se divorcian sus padres y ella contesta que a los 12 se peleó con su padre. Son dos edades claves en su historia vital, y entra en escena nuevamente el padre. Parecería ser, entonces, que S. queda fijada a ese significante "nena" para sostener el amor de su padre. Retomando lo anterior, ella, a su vez, también lo degrada. Lo degrada a este "ser un nene", y es que, dirá Lacan en su Seminario 17 (1969-1970, 104) que el padre idealizado de la histérica está castrado, ella castra al amo. Y es con este "ser una nena", que taponaría esa falta del padre ya que "la histeria no consiste sino en la respuesta anticipada que, desde el lado del hombre, se da en el fantasma al ¿qué es ser una mujer? De esta manera tapona la histérica la falta en el Otro con una singular versión del padre […] para encarar al Otro –al Otro sexo que es para hombres y mujeres, el sexo femenino-." (F. Schejtman, 2012, 69). Lacan (1955-1956, 249) también señala que "la tópica freudiana del yo muestra cómo una o un histérico, cómo un obsesivo, usa de su yo para hacer la pregunta, es decir, precisamente para no hacerla. La estructura de una neurosis es esencialmente la pregunta". Es aquí donde en S. empieza a jugar esta pregunta. Sería algo así como "si soy como una nena, ¿cómo puedo abordar en esa posición a un hombre?" Lacan (1969-1970, 98) plantea que el discurso histérico mantiene la pregunta por lo que constituye la relación sexual, cómo un sujeto puede sostenerla o no. La respuesta a la pregunta por saber cómo puede sostenerla es la siguiente: dándole la palabra al Otro y precisamente como lugar del saber reprimido. El saber sexual es algo enteramente extraño para el sujeto. ¿Es con este semblante de nena que S. podrá responderse esa pregunta?

Podría ubicarse entonces, en S. una doble vía en cuando a esta posición de nena. Por un lado, la identificación al padre y por otro cómo ella se presenta frente a su madre, consintiendo a que esta sea quien frustre el objeto (Lacan, 1956-1957), la que corta la posibilidad de ir al encuentro con el otro. S. sospechaba que su madre sabía que ella le mentía con respecto a ir a encontrarse con el muchacho y que, por eso, cuando S. le dijo que no iría a la casa de su amiga, su madre le respondió que era lo más conveniente ya que tenía que estudiar. Podría pensarse que, en la fantasía de S., su madre es la que la priva de ir al encuentro con el otro. Ella ubica a la madre en el lugar de la otra que la priva (Lacan, 1969-1970, 100). La mentira es la coartada que ella se inventa para privarse del objeto. ¿Y qué es la histeria sino privación del goce? Deseo insatisfecho.

Autor: Lic. Fernanda González García

Bibliografía

LACAN, Jaques. (1955-56): El Seminario, Libro 3. Las psicosis, Paidós, Buenos Aires, 2013.

LACAN, Jaques. (1956-57): El Seminario, Libro 4. La relación de objeto, Paidós, Buenos Aires, 2011

LACAN, Jaques. (1957-58): El Seminario, Libro 5. Las formaciones del inconsciente, Paidós, Buenos Aires, 2013

LACAN, Jaques. (1969-70): El Seminario, Libro 17. El reverso del Psicoanálisis, Paidós, Buenos Aires, 2011.

SCHEJTMAN, Fabián: Elaboraciones lacanianas sobre la neurosis, Grama ediciones, Buenos Aires, 2012.

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