Niños menores de 6 años: mejor sin pantallas
Los niños del Siglo XXI socializan dentro del universo de las tecnologías desde muy pequeños. Sin embargo no deberían estar en contacto con estos dispositivos en la primera infancia.
Condenamos a los pequeños a una asociación mental negativa
Es importane que los hijos aprendan del esfuerzo de comer por sí mismos, de esperar en la consulta del pediatra, de vestirse y en general de desarrollar una fuerza de voluntad para prestar atención sin que en cada una de estas actividades medie un aparato electrónico. Ya que nuestro cerebro aprende por asociación, no deberíamos dejar que cada vez que sea necesario el esfuerzo, el niño entienda que se puede distraer con otra cosa, como un telefóno ó computadora.
Estos errores se pagarán caros cada vez que tenga que prestar atención a la maestra, leer un texto o quedarse sentado y en silencio hasta que acabe la clase. La respuesta natural del niño será por asociación negativa aprendida en el hogar: distraerse cuando algo lo aburre o no le interesa.
Preferirán jugar con los aparatos que socializar con sus pares
La socialización de los niños hoy día se da mayoritariamente en espacios virtuales. En parques, restaurantes, plazas, fiestas, viajes y reuniones, podemos encontrar que cada uno de ellos se pierde en tablets y teléfonos inteligentes. Y si hay que jugar de a muchos, naturalmente tienden a proponer juegos en red. La relación cara a cara se pierde.
Este proceso se relaciona con categorías psicológicas denominadas "grado de gratificación inmediata", que resulta de la estimulación denominada núcleo caudado ubicada en el cerebro, que es la que decide qué estímulos nos gustan más y cuáles no merecen nuestra atención. Ordena nuestras preferencias en función de aspectos como la intensidad de los estímulos y el grado de gratificación inmediata que recibimos.
Activación de estímulos, déficit de atención, fracaso escolar.
Mientras dejamos a los niños a merced de estas herramientas para que no molesten, nos dejen trabajar ó descansar; ellos atraviesan un proceso de estimulación cerebral constante, a través de los videos y fotos que se le muestran por cada milisegundo, en los juegos, fotos y videos tras las pantallas iluminadas.
Cada vez que se precisa este mecanismo de percepción visual estamos condenando a los pequeños a un proceso adictivo.
Otros tipos de comportamientos se van desarrollando al no presentar las mismas estimulaciones recibidas por la pantalla. Dentro del hogar se pueden observar estas deficiencias en las conducta de los niños, cuando les pedimos que ordenen los juguetes, agarren el lápiz para hacer las tareas, é incluso para bañarse y cepillarse los dientes. Estos problemas se ven reflejados diariamente y se convierten en un malestar de los padres con los hijos.
En definitiva con frecuencia nos preguntamos por la poca paciencia que desarrollan nuestros hijos, además un gran déficit de atención debido a que no saben esperar, siendo los estímulos normales los que les aburren. Un preocupante repunte en los niveles de depresión infantil están relacionados a la dependencia de estímulos que provocan pequeñas recompensas, pero ninguna satisfacción. También preocupa los desgastes oculares a temprana edad, desencadenando -en situaciones extremas- desprendimientos de la retina.
El fracaso escolar es otra de las consecuencias que trae aparejada la adicción a las pantallas. En la escuela todo les resulta aburrido y lento. A los niños cada vez les importa menos aprender aquello que quieren enseñarles, y se sienten plenos con sus pantallas, que abarcan sistemas de aprendizaje diverso con formas específicas, propias de las nuevas tecnologías.
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Me interesa mucho ya que tengo un niño con TEL o TADH, estamos investigando qué es lo que tiene en realidad, mucha dificultad para integrarse a primer grado, conducta desordenada, fluctuaciones con autismo, estamos investigando, necesito apoyo de profesionales idóneos, para un diagnóstico claro.