Pérdida Perinatal y Duelo

Repensando los dispositivos de intervención del Servicio de Salud Mental con usuarias que transitan un proceso de duelo perinatal por muerte fetal intrauterina y recién nacidos fallecidos

20 ENE 2021 · Lectura: min.
Pérdida Perinatal y Duelo

La Salud Mental es definida en el art. 3 de la Ley Nacional 26.657 "como un proceso determinado por componentes históricos, socio-económicos, culturales, biológicos y psicológicos, cuya preservación y mejoramiento implica una dinámica de construcción social vinculada a la concreción de los derechos humanos y sociales de toda persona"; en total coherencia con el concepto de Salud establecido en la Constitución de la Organización Mundial de la Salud (2006) como "un estado de completo bienestar físico, mental y social y no solo la ausencia de afecciones o enfermedades" (p.1).

El fenómeno del embarazo es un proceso natural enmarcado en la vida de la mujer y que posee determinadas características según la cultura en la que se inscribe, así como diferentes significaciones y vivencias en dichas mujeres.

Entre algunas de las emociones y los estados que suscita el embarazo, se encuentran los temores y fantasías al comienzo y en el transcurso del mismo. Se trata de sentimientos de ambivalencia acerca del futuro hija/o, que se expresan en síntomas físicos y psicológicos que añaden importancia y complejidad a este momento vital (Videla, 1990).

Una vez reconocido este embarazo, el mismo va adquiriendo diversas significaciones en la subjetividad de la mujer, es un periodo en el cual ella se prepara para recibir a un nuevo ser. Según lo señala López García (2011) en su publicación "Duelo perinatal: Un secreto dentro de un misterio" proveniente de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, señala que "para los progenitores no es el peso ni la edad gestacional lo que transforma el feto en hijo/a, sino el lugar que han creado en su corazón" (p.1).

Además, la autora señala que el vínculo entre la madre y el padre con sus hijas e hijos se genera desde el momento en que se toma la decisión de ser padres, entonces, nacen sentimientos de apego, así como de responsabilidad y obligaciones con el nuevo ser.

El duelo ante la muerte perinatal 

Sin embargo, en ocasiones se presentan acontecimientos inesperados y se produce la muerte perinatal. La Muerte Fetal Intrauterina es definida en el CIE-10 como "la muerte de un producto de la concepción, antes de su expulsión o su extracción completa del cuerpo de su madre, independientemente de la duración del embarazo" (OMS, 2008, p. 1149).

Otro tipo de pérdida se produce con la muerte neonatal, la cual refiere al fallecimiento dentro de los 28 días del nacimiento. En el Hospital esta situación se conoce con el nombre de Recién Nacida/o fallecida/o, por lo cual se utilizará dicha expresión y se considerarán a los fines prácticos, los casos de fallecimiento dentro de los 7 días.

La muerte perinatal es un accidente obstétrico de difícil enfrentamiento, una situación que moviliza distintas emociones y sentimientos en la mujer, la pareja, la familia e incluso en el equipo de salud actuante (Del Zotto y Ramos, 2016). Esta contingencia enfrenta a la mujer y la familia a iniciar un proceso de duelo, el cual se considera natural y un indicador de que se está atravesando una situación difícil que coloca a la persona en una situación de vulnerabilidad (Mota González, Calva, Gómez López, Sánchez y González, 2008).

A lo largo del tiempo, sobre todo durante el siglo pasado, diversos autores han desarrollado desde sus perspectivas teóricas la noción de duelo, sus etapas y clasificaciones. El DSM-IV-TR indica que la categoría de Duelo (Z63.4) puede usarse cuando el objeto de atención clínica es una reacción a la muerte de una persona querida. Como parte de su reacción de pérdida, algunos individuos afligidos presentan síntomas característicos de un episodio de depresión mayor como, por ejemplo, sentimientos de tristeza y síntomas asociados como insomnio, anorexia y pérdida de peso, ante los cuales la persona puede buscar ayuda profesional (APA, 2002, p. 700).

Mander (1994) en sus producciones sobre la pérdida y el duelo en la maternidad expone que el duelo perinatal posee ciertas características únicas como lo son la proximidad entre el nacimiento y la muerte, la juventud de los progenitores para los que supone su primer contacto con la muerte y lo inesperado del suceso, entre otras. Además, implica múltiples pérdidas para los progenitores (la/el hija/o proyectada/o, aspectos de sí mismos, regalos y atenciones, una etapa de la vida, un sueño y una creación).

Síntomas del duelo

Dicho autor señala, además, que la persona en duelo experimenta un estado shock e insensibilidad, aturdimiento y dificultades para desenvolverse con normalidad. Siente añoranza y tiene conductas de búsqueda, con irritabilidad, labilidad, debilidad y sentimientos de culpa.

Posteriormente, aparece un estado de desorientación y desorganización de la vida cotidiana, con sensación de vacío y desamparo. Los padres se sienten desautorizados para estar en duelo, temen enfermar y deprimirse. Finalmente se produce una reorganización, en la que sin olvidar la pérdida, se rehace la vida y se recupera la capacidad de disfrutar (Mander 1994, en López García, 2011).

Por otro lado, existen diversos tipos de duelos perinatales que López García (2011) reúne en su artículo describiéndolos brevemente. Así, el aborto espontáneo reúne una serie de síntomas tanto físicos y conductuales, como los vinculados a los pensamientos y emociones. Además, se añaden significaciones asociadas a la sensación de ser mujeres imperfectas o inadecuadas para gestar un bebé.

Asimismo, ellas afrontan estos episodios comentando reiterada y detalladamente lo sucedido o, caso contrario, prefieren silenciar el hecho y poder historizarlo más adelante. Aparecen sentimientos de autorreproche, culpabilidad y encuentran dificultad e incomodidad en explicar que ya no habrá bebé a los mismos a quienes recientemente se les anunció el embarazo.

Contrariamente, en los casos de aborto voluntario, Peppers (1987, en López García, 2011) fue uno de los primeros en encontrar entre sus estudios puntuaciones similares en duelos vinculados a abortos espontáneos y abortos voluntarios; siendo este último de mayor secretismo en el entorno social.

Por otra parte, la interrupción voluntaria de embarazo por problemas del feto o amenaza para la salud materna, se evalúa muchas veces luego de que los padres reciben el diagnóstico de que el feto porta alguna malformación o enfermedad. Muchas mujeres significan esta acción con sentimientos de culpa y vergüenza por decidir la terminación del embarazo, a su vez, sienten que han perdido la oportunidad de ser madre o agradecen que la tecnología les haya permitido conocer el diagnóstico y estado de salud del feto que están gestando (López García, 2011).

Al mismo tiempo que se produce la muerte fetal, ya sea intrauterina o desencadenada en el parto, se producen varias pérdidas más que funcionan como estresores. La principal es la/el bebé tan ansiado y esperado, pero hay situaciones colaterales como la pérdida del rol de padre o madre si es el primer hijo/a, reconocimiento de ese hijo/a en la fantasmática familiar, entre otros (López García, 2011).

En cuanto a las repercusiones de la pérdida, diversos autores plantean que pueden afectar los variados ámbitos en donde las personas involucradas se desenvuelven

  • lo emocional
  • social
  • la pareja o vínculos sociales inmediatos 

En la misma línea, la teoría de la crisis expone que la desorganización y confusión de la situación pueden afectar diferentes aspectos de la vida de una persona en simultáneo

  • pensamientos
  • conductas
  • sentimientos
  • funcionamiento psíquico
  • relaciones sociales 

La importancia de la ayuda psicológica

Lo anteriormente mencionado da indicios de que la situación por la que atraviesa la mujer con muerte perinatal o recién nacida/o fallecida/o, es propicia para la intervención de la/el Psicóloga/o como parte del equipo de salud, a los fines de una atención integral, brindando contención y apoyo mediante una escucha que habilite a las personas a expresar los sentimientos que genera la pérdida, tratando de minimizar el impacto de la misma en la salud mental.

Sin embargo, la intervención psicológica no puede reducirse a un esquema rígido ya que la singularidad de cada situación adquiere relevancia en la elaboración psíquica de las usuarias, como así también para la labor clínica que acompaña este proceso. Por lo tanto, es necesario la puesta en acción de dispositivos flexibles, en tanto modos de hacer que involucran teorías, métodos, discursos, arquitecturas, etc. para poder observar y pensar en la complejidad y atender las necesidades que la realidad actual demanda (Costa, 2019).

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Escrito por

Lic. Gabriel Rosso

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