Síndrome de abstinencia: cómo afrontarlo

¿Qué es el síndrome de abstinencia?

Este síndrome tiene como característica una serie de reacciones físicas que se evidencian en el adicto/a posteriormente a que deja de consumir cierta sustancia. Las sustancias pueden ser muchas, y en general son aquellas que potencialmente crean dependencia: tabaco, alcohol, cocaína, canabis, cafeína, benzodiacepinas, entre las más conocidas.

El síndrome de abstinencia no es una enfermedad sino una condición específica que altera de manera negativa el estado de salud. Es un proceso por el que atraviesa toda persona adicta, ya que aparece en el proceso de deshabituación a la sustancia.

¿Cuáles son los síntomas del síndrome de abstinencia?

• escalofrío
• temblores
• pérdida del apetito
• alucinaciones
• ansiedad
• convulsiones
• goteo nasal
• depresión
• somnolencia
• entre otros

¿Cuáles son los tipos de síndrome de abstinencia?

1. Síndrome de abstinencia agudo. Es el más conocido. Son las reacciones enumeradas antes que aparecen inmediatamente la persona adicta interrumpe el consumo de la sustancia psicoactiva. Los síntomas dependen del tipo de sustancia. Por lo general el síndrome de abstinencia genera exactamente lo opuesto al consumo de la sustancia. Es decir, si la cocaína activa y genera un estado hiperalerta, su síndrome de abstinencia traerá desgano y decaimiento. La intensidad de estos síntomas varían en relación al tipo y cantidad del consumo habitual.
2. Síndrome de abstinencia tardío. Son alteraciones del sistema nervioso que se asocian a problemas de salud física y psicológica. El síndrome de abstinencia tardío interfiere significativamente en la cotidianidad de la persona adicta, aumentando la probabilidad de recaer en la adicción.
3. Síndrome de abstinencia condicionado o psicológico. Son los síntomas del síndrome de abstinencia agudo que vuelven a aparecer cuando el adicto/a se halla en las situaciones donde habitualmente consumía. Ya ha habido un proceso de aprendizaje en el que se asocian ciertos estímulos a la conducta de consumir. Por ejemplo un fumador que prende un cigarrillo en una circunstancia, lugar o momento del día específico. O cuando tomamos café al hacer una pausa en el trabajo. Este tipo de síndrome aparecerá a lo largo del proceso de deshabituación de la sustancia.

Cómo afrontar el síndrome de abstinencia

• Lo primero que tenés que hacer para afrontarlo es abandonar la adicción progresivamente y con asesoría médica profesional interdisciplinaria: psicólogo, médico, acompañantes terapeúticos, entre otros. No es recomendable dejar las drogas de un día para otro, porque la interrupción repentina dispara inmediatamente los síntomas que te nombramos más arriba.
• Tratar la adicción a través de la terapia de deshabituación puede ayudar a evitar el síndrome de abstinencia. Esta terapia hace que el adicto/a se vaya deshabituando de su consumo con la ayuda de medicamentos para controlar la ansiedad y suprimir el deseo de la droga. Los tratamientos con medicamentos siempre deben estar guiados por un profesional de la salud.
• En caso de drogas como la heroína, el síndrome de abstinencia deprime el sistema nervioso central, provocando dolor emocional y depresión. Es importante hacer ejercicio durante el proceso de desintoxicación para salir de la depresión, la tristeza y los pensamientos de suicidio; ya que la gimnasia libera serotonina, que es la hormona del bienestar.
• La terapia cognitiva conductual también es recomendable en estos casos. El adicto/a recibe asesoría de un experto en drogadicción , identificando y previniendo situaciones de riesgo que lleven a una recaída. Si la persona adicta conoce los factores de riesgo y sabe actuar ante ellos, es posible que no se presente el síndrome de abstinencia. Sin embargo debe mantenerse firme en la decisión de dejar las drogas.
• Evitar los factores que inciten al consumo es imprescindible para combatir el síndrome de abstinencia. Si mantenemos relación con aquellas personas con quienes compartimos la adicción estaremos propiciando una recaída. Lo mismo si seguimos visitando los lugares donde consumíamos drogas, porque el cerebro recuerda esas experiencias momentáneamente placenteras.
• La terapia de apoyo y la terapia motivacional también son de gran ayuda. La primera se basa en compartir con otras personas que atraviesan la misma situación que el adicto/a, o con aquellos que hayan superado la adicción. La terapia motivacional se desarrolla mediante conversaciones con un Psicólogo/a orientador que ayude a la persona enferma a encontrar sus propias habilidades y herramientas para superar la adicción, mantener el control de su vida, evitar las recaídas y estar satisfecho/a de estar haciendo algo por su salud y su propia vida.
• Y lo más importante buscar el apoyo del entorno familiar. En todas las situaciones de enfermedad, y por supuesto en casos de adicción, es fundamental estar rodeado de afectos que sean un pilar de sostén en todo el proceso de recuperación del ser querido que nos necesita.

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