Soltar la pandemia

La pandemia como un duelo. Duelos en la pandemia. Duelo y su diferencia con la melancolía. El duelo y la angustia como un modo de elaborar el dolor existencial.

29 SEP 2021 · Lectura: min.
Soltar la pandemia

La pandemia significó para muchos un duelo, desde iniciarlo, transitarlo, hasta trabajar uno pendiente.

¿De qué se trata hacer duelo? ¿Y en particular en pandemia?

Para Freud (1917) el duelo implica la pérdida de un objeto, periodo que transita un sujeto ante una ruptura amorosa, la muerte de un familiar, la pérdida de cierto ideal, el desarraigo, etc. Hacer duelo implica un arduo trabajo psíquico, en el cual el sujeto dispone todo su "Yo" a trabajar la pérdida. Toda la energía libidinal se vuelca hacia sí ya que debe desinvestir al objeto perdido para poder investirlo en otros objetos. Por lo general este cuadro tiene cierta carga narcisista, el sujeto abandona su interés por el mundo ubicándose en el centro para poder superar la pérdida.

Mi inquietud es pensar la pandemia y su similitud con el duelo.

Freud (1917) describe ciertas características

  • la sensación de dolor
  • la pérdida de interés por el mundo
  • la pérdida de la capacidad de amar
  • la inhibición de productividad 

La cuarentena obligó a vivenciar dos de las características del duelo: "pérdida de interés por el mundo", al tener que aislarse obligatoriamente y la "inhibición productiva" por la suspensión de la mayoría de las actividades.

De algún modo la cuarentena ordenó restituir el interés por el mundo para salvar al mundo. Pero esta labor aunque fue determinante por las autoridades, para cada quien implicó un trabajo, tuvimos que desinvestir los objetos perdidos de la presencialidad para poder investir otros en el aislamiento.

Por mencionar algunos de estos objetos

  • los medios de comunicación virtuales
  • los que haceres de la casa
  • los vínculos dentro del hogar

En Inhibición Síntoma y Angustia (1926), Freud dice que el duelo y la angustia de por sí constituye una elaboración de dolor ante la pérdida, por lo tanto poder nombrar el dolor es tramitarlo.

Durante la pandemia se vivenció mucha angustia a nivel social, como una pérdida colectiva y cada quien la llevó como pudo. Freud en el Malestar en la cultura dice que la pérdida de objeto es estructural y para todos por la influencia de la cultura. Implica algo así como una infelicidad universal que permite la creación humana para compensar el objeto perdido. Un hecho tajante como la pandemia acrecentó el dolor social, desveló el objeto perdido suspendiendo los hábitos culturales que estaban servidos para crear y así velar la pérdida estructural.

El duelo es un proceso normal en la vida de las personas, nadie se extrañaría si tiene un ser querido que se encuentra duelando ya que se comprende que hubo una pérdida. Éste no tiene un período de tiempo específico, pero sí un inicio y final. Duelar es reconocer el final y también el inicio. Todo inicio es un final, todo final es inicio.

Es necesario aclarar la diferencia entre un duelo "normal" de uno patológico: la melancolía, comúnmente llamada depresión. Freud (1917) en "Duelo y melancolía" dice que ambas tienen el mismo ocasionamiento: la pérdida de objeto, mientras que en el duelo la pérdida de objeto es consciente, en la melancolía es inconsciente. ¿Qué quiere decir? Que en el duelo el sujeto da cuenta de la ausencia de objeto y lentamente se va desprendiendo del mismo, pero no resulta así en la melancolía, aquí no sabe que perdió al objeto e introyecta al Yo una agresión destinada en realidad al objeto perdido, lo que se denomina "rebaja del sentimiento de sí". La melancolía es para Freud un cuadro psíquico muy complejo, ya que implica un sufrimiento que no cesa, sin embargo el duelo tiene un principio y un final.

Probablemente muchas personas se "deprimieron" durante la cuarentena sin haber atravesado una situación de pérdida en particular, pienso que dicho estado depresivo se relaciona más con un tránsito de duelo que de melancolía. La cuarentena, como bien mencioné, nos obligó a un duelo colectivo al tener que abandonar un estilo de vida y tomar otro impuesto por las políticas sanitarias. Por otra parte, el cese de la sociabilidad y la actividad productiva habilitó el tiempo y el espacio para tramitar duelos pendientes que la vorágine de la vida normal no permitía.

Cabe aclarar que la angustia es una manera de elaborar el dolor, implica de por sí simbolizar la pérdida. De algún modo aquellos que atravesaron y aún sienten mucha angustia no deben alarmarse ya que es parte de un proceso normal, hasta sano para nuestra vida psíquica y social. Lo contrario a ello es una negación peligrosa que puede devenir en delirios.

Otro punto interesante para quienes perdieron un ser querido es que la pérdida es una marca para toda la vida y ésta en particular está enmarcada dentro de un hecho social mundial. Así como se perdieron miles de personas en guerras, catástrofes, atentados, accidentes, otras pandemias, etc. Aunque la ausencia física implique solo un proceso, cuando se asume el duelo se asume lo inolvidable sobre el cual se debe aprender a vivir a partir de allí. Quizás esta vuelta a la presencialidad sea demasiado apresurada para quienes estén todavía en proceso de duelo.

No es fácil transitar un duelo, por eso es común su postergación o negación, quizás porque vemos la pérdida como ausencia y nos cueste vivenciarla como transformación. Se podría decir también que todo el tiempo estamos haciendo duelos ya que perdemos y nos perdemos constantemente en la marea de la vida. Pero cuando la muerte se presenta despierta gélidamente todos los duelos pasados y todos los duelos no tramitados.

Muchas personas en la actualidad deben reelaborar el duelo para poder volver a la presencialidad, desinvestir modos y hábitos de la cuarentena para investirlos en el mundo presencial. Es importante por eso respetar los procesos de los otros. Para aquellos que tienen mayor dificultad en acomodarse a la cuarentena se aconseja no forzar los encuentros, no frustrarse, ni apresurarse, sino ir poco a poco acercándose a los espacios. Así como nos obligamos a aislarnos e incorporar otros hábitos en cuarentena, sería sano que ahora no nos obliguemos a volver a lo que éramos, como si nada hubiera ocurrido, si no ir poco a poco acomodándonos, cada uno con sus tiempo y sus maneras.

Bibliografía

Freud, S (1914): Introducción del narcisismo. OC, vol. XIV.

Freud, S (1917): Duelo y melancolía. OC, vol. XIV

Freud, S (1920): Más allá del principio del placer. OC, vol. XVIII

Freud, S (1930): El malestar en la cultura. OC, vol. XXI.

¿Querés seguir leyendo?

¡Muy fácil! Accedé gratis a todos los contenidos de nuestra plataforma con artículos escritos por profesionales de la psicología.

Al continuar con Google, aceptás nuestras Condiciones de uso y Política de Protección de Datos


PUBLICIDAD

Escrito por

Laura Bissoni

Ver perfil
Dejá tu comentario

PUBLICIDAD

PUBLICIDAD