Tu salud física está vinculada a tu salud mental

En los últimos años se han desarrollado numerosas investigaciones que extienden los beneficios de la actividad física diaria a la salud Psíquico-Emocional.

7 OCT 2018 · Lectura: min.
Tener una rutina físicamente activa produce grandes ganancias, tanto físicas como psicológicas para la salud; y no son necesarios grandes esfuerzos para mejorar sus efectos.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el término "Salud", desde el año 1948, como: "... un estado de completo bienestar físico, psíquico y social" es decir, no meramente la ausencia de enfermedad. De esta manera, "Salud" se asocia a la idea de calidad de vida y a la percepción que los individuos tienen de su estado de bienestar físico, psíquico y social.

Nadie puede discutir lo provechoso que el ejercicio frecuente resulta para nuestro organismo: reducir y prevenir enfermedades no transmisibles; mejorar el estado cardiovascular y respiratorio; reducir el riesgo de hipertensión, cardiopatía, accidentes cerebrovasculares, diabetes, diferentes tipos de cáncer; equilibrar la energía y el peso; entre otras.

Desde una perspectiva psicológica, el vínculo existente entre la práctica física y la salud ha despertado el interés de los investigadores en todo el mundo. Así, un amplio número de estudios sobre dicha temática confirma, por ejemplo, que entrenarse disminuye el estrés, la depresión, la agresividad, la ansiedad, y mejora la autoestima, la capacidad cognitiva, la memoria y el ánimo.

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Las ventajas para nuestra salud mental

  • Subimos la autoestima. Desde el punto de vista emocional, el deporte mejora la autoestima y permite a la persona sentirse capaz y orgullosa de sus logros. Así, al renovar la energía, amplía sus frutos a otras áreas y le permite aplicar la disciplina que exige el ejercicio en otros aspectos de su vida. Además incide notablemente sobre tu imagen corporal.
  • Mejoramos el ánimo, el estrés y las tensiones. La actividad física reduce las hormonas del estrés y estimula la producción de endorfinas, las cuales, a su turno, mejoran el ánimo.
  • Prevenimos la depresión. Diferentes análisis encontraron una disminución estadísticamente significativa de la depresión en personas con hábitos deportivos, tanto en individuos de ambos sexos y de todas las edades, incluso en sujetos diagnosticados como depresivos. Es por esto que se afirma que los individuos físicamente activos son menos propensos a desarrollar trastornos depresivos.
  • Dejamos de sufrir insomnio. Cuando desgastás energías durante el día, el cuerpo se predispone para descansar en las horas adecuadas. que son las nocturnas.
  • Canalizamos la agresividad, ira, ansiedad y angustia. Cuando movemos el esqueleto y damos oxígeno al cerebro respirando correctamente, los impulsos de agresividad que podamos tener -conscientes o inconscientes- naturalmente se canalizan en fuerza para la actividad que estamos realizando, y no en reacciones contra terceros, o contra nosotros mismos. También dejamos de sentir la angustia y ansiedad que nos generan las mismas sensaciones de ira.
  • Prevenimos la pérdida de las funciones cognitivas como la memoria y la atención.
  • Aumentamos la socialización. Ya que cuando salimos a caminar, correr, andar en bici, bailamos o vamos al gimnasio, necesariamente nos cruzamos con personas que tienen nuestras mismas necesidades e intereses de mejorar el bienestar emocional y físico. No nos sentimos solos con nuestros problemas y dolores sino que los compartimos, y en consecuencia, los aliviamos.

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Ejercitarnos hace que nuestro cerebro aumente la producción de neurotransmisores, como la endorfina y serotonina que son hormonas internas fundamentales ya que producen sensaciones de placer y bienestar y también mejoran el estado de ánimo. Realizar actividades como caminar, nadar o trotar ayuda a liberar tensiones, es decir a gastar la energía que tenemos acumulada y así sentirnos mejor.

Mientras que el sedentarismo se convierte en un factor de riesgo para el desarrollo de numerosas enfermedades crónicas, tener una rutina físicamente activa produce grandes ganancias, tanto físicas como psicológicas para la salud. En cuanto a la "intensidad", debería adecuarse a las limitaciones de cada persona. De hecho, los especialistas aseguran que no son necesarios grandes esfuerzos para mejorar sus efectos.

Independientemente del peso, la edad o el sexo, el entrenamiento físico eleva la percepción positiva de la imagen que tenemos de nosotros mismos, y aumenta significativamente la autoconfianza, necesaria para nuestro bienestar físico y -especialmente- emocional.

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