El Síndrome de Tinderella, o el placer de coquetear
Una vez más la tecnología es protagonista, en este caso cuando se trata de establecer nuevas relaciones sentimentales a partir de un medio tan innovador como las redes sociales.
Mecanismos como los chat en vivo y los grupos sociales nos encaminan a la moderna experiencia de entrar en una relación virtual, donde podemos interactuar con millones de personas a distancias remotas, concretando con aquellas que más se acerquen a nuestros gustos y curiosidades.
Esta manera de establecer conversaciones y lazos a distancia sin necesidad de concretar citas, más allá de un simple coqueteo amoroso o amistoso por la red, es conocido hoy en día como el Síndrome de Tinderella, en una unión de las palabras tinder (por la red social) y cinderella (Cenicienta). Los amantes virtuales establecen una relación en donde generalmente uno mantiene "pendiente" al otro, ó a varios. Pero antes de que den las 12 y el hechizo se rompa, la relación acaba antes de empezar.
Padecen éste síndrome aquellas personas que disfrutan de la fase del "flirteo" a partir de cualquier tipo de app con características de relaciones sociales a distancia. Sin embargo, nunca concretan sus citas.
El escape sin rastros
Cuando el pretendiente desaparece sin dejar rastros ni explicaciones, la conducta es conocida como "Ghosting". La tecnología nos permite mimetizarnos bajo cualquier seudónimo o perfil falso creado, para luego entrar en una fase final de escape o "Ghosting". Posiblemente deba estar vinculada esta conducta a algún compromiso sentimental o simplemente dejar la pretensión y el juego hasta ese nivel. La culpabilidad estaría de por medio ante cualquier acto considerado de infidelidad en las relaciones de parejas o relaciones amorosas, cualquiera que sea su nivel. El escape sin rastro permite explícitamente eso, escaparse de cualquier rollo amoroso sin dejar evidencias.
Cómo son los tinderella
El proceso de búsqueda y selección de parejas mediante las aplicaciones resulta más estimulante que conocer a personas de forma física y cara a cara. En la vida real, los tinderella suelen carecer de habilidades sociales.
Suelen resultar fascinantes y muy interesantes en el universo "on line", hasta el punto de generar unas altas expectativas en esas parejas potenciales que esperan una cita "off line" que, obviamente, nunca se da.
Por lo general, los tinderella pierden rápidamente el interés en esas personas. Acaban practicando el Ghosting de un día para otro sin dar explicaciones y dejando atrás falsas promesas.
¿Cae en la infidelidad quien lo padece?
No precisamente, somos seres curiosos y a eso nos debemos en la actualidad, inclusive a los avances tecnológicos, siempre mantenemos curiosidades en nuestras vidas, pero jamás queremos ser descubiertos y expuestos públicamente. ¿Se pudiera considerar esta conducta como una acto de infidelidad? Sería más bien una liberación de millones de curiosidades, en las que como seres humanos nos encontramos inmersos.
En ocasiones, quienes mantienen la conducta de entrar permanentemente en estas herramientas, van tras deseos internos, ó ansiedades no satisfechas. Muchas veces se sienten escuchados por desconocidos que les prestan atención desinteresadamente, de manera inmediata y sin compromisos.
Este tipo de relaciones cada día proliferan más, según van avanzando los procesos tecnológicos. Acompañadas de un sentimiento general de incomplitud ó desilusión de las relaciones tradicionales, muchas veces por el aislamiento que -aunque parezca contradictorio con las redes sociales- traen las nuevas tecnologías.
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