La transexualidad ya no es una enfermedad mental

Generalmente no suele haber disociación entre la identidad de género (masculino - femenino) y el género anatómico de nacimiento (niño - niña). Pero en ocasiones se da un conflicto entre el género al que pertenece el cuerpo y aquel al que pertenece el cerebro, esta circunstancia es la que define a la persona como transexual.

¿Qué es una enfermedad mental?

Las enfermedades mentales, también llamadas trastornos psicológicos, son alteraciones de los procesos cognitivos y emocionales del desarrollo, entendidas como anormales en comparación al grupo social del cual proviene el individuo.

Tiempo atrás la sociedad consideraba que las conductas u orientaciones sexuales apartadas de la heterosexualidad suponían la existencia de problemas psicológicos o mentales en quienes las desarrollaban. Con el transcurrir del tiempo y luego de diferentes estudios realizados a aquellos "colectivos minoritarios" se entendió que no presentaban ninguna patología. Que quienes deciden vivir su sexualidad de manera homosexual o bisexual ejercen su libertad y es absolutamente respetable y admitido.

Pero se presentaba otra situación en el caso de la identidad sexual. Sosteniendo desde algunas voces que la transexualidad era un trastorno psicológico.La transexualidad es la incongruencia entre el sexo biológico y la identidad de género de una persona, ello pone de manifiesto la cuestión de fondo, esto es, si esa inadecuación entre lo físico y lo psicológico se da como una reacción normal a una diferencia entre lo mental y lo físico o si constituye un verdadero trastorno.

¿Qué sostiene la OMS al respecto?

En la Clasificación Internacional de Enfermedades publicada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), se ha excluido a la transexualidad como una enfermedad mental. Comienza a formar parte de un epígrafe nuevo llamado "condiciones relativas a la salud sexual" y a denominarse específicamente "incongruencia de género".

La actualización CIE-11 se viene elaborando desde hace más de diez años y es una de las reclamaciones LGTBI (siglas que designan colectivamente a Lesbianas, Gays, Bisexuales, Transgénero, Transexual e Intersexuales) más enérgicas.

Con la actualización CIE-11, que entrará en vigencia en el año 2022, deja de calificarse a la transexualidad como "un deseo de vivir y ser aceptado como miembro del sexo opuesto, por lo general acompañado de malestar o desacuerdo con el sexo anatómico, y de deseo de someterse a tratamiento quirúrgico u hormonal para hacer que el propio cuerpo concuerde lo más posible con el sexo preferido".

A partir de la actualización, la OMS considerará que la transexualidad es "una incongruencia marcada y persistente entre el género experimentado del individuo y el sexo asignado, que a menudo conduce a un deseo de 'transición' para vivir y ser aceptado como una persona del género experimentado a través del tratamiento hormonal, la cirugía u otras prestaciones sanitarias para alinear el cuerpo, tanto como se desee y en la medida de lo posible, con el género experimentado. El diagnóstico no puede asignarse antes del inicio de la pubertad. El comportamiento y las preferencias de género por sí solas no son una base para asignar el diagnóstico".

La modificación lograda conduce a avanzar en la despatologización total de la transexualidad, considerándola como una expresión de la diversidad humana.

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