Recuperar la confianza después de una infidelidad

Muy pocas personas en el Siglo XXI creen que la fidelidad existe en la vida real. Sin embargo, un gran número que no lo cree así, aloja una esperanza profunda de amor con exclusividad eterna

24 ENE 2018 · Lectura: min.
No es fácil, ni siquiera es probable que nuestra pareja nos cuente abiertamente que se está viendo con alguien más.

Ciertamente la historia de la humanidad, y también la de nuestros vecinos, amigos y familiares, ha demostrado que son muy raras las situaciones de fidelidad prolongada entre las parejas.

Si la infidelidad es casi una situación inevitable en la vida amorosa de cualquier persona. Qué hacer? En principio no pensar que es el fin del mundo. Ni siquiera tiene por qué ser el fin de la pareja.

Aprovechar las situaciones de infidelidad para recuperar la pareja.

Si él ó ella nos dejó por otra persona y no hay nada que hacer hay que saber hacerse a un lado a tiempo. Pero si no es así, si sólo fue un desliz, si él ó ella quieren seguir apostando a estar juntos lo mejor es aprovechar la situación para autocriticarnos y repensar la situación de la pareja. Ante todo hay que apostar a la sinceridad y el diálogo.

No es fácil, ni siquiera es probable que nuestra pareja nos cuente abiertamente que se está viendo con alguien más. Y como dice el dicho, "ojos que no ven, corazón que no siente." Pero si nos enteramos de la situación y ya no es posible ocultarla, lo mejor es ser sinceros.

Sentarnos frente a frente y aclarar las cosas que no andan muy bien, los errores ó la falta de atención de uno ú otro lado. Y principalmente preguntarse si ambos están dispuestos a seguir después de la nueva situación. Dependerá mucho si la infidelidad es de larga data ó no. Cada aventura redefine una relación. Sin embargo la nuestra es una sociedad muy arraigada en la idea de que la relación de dos lleva inevitablemente ligados valores ó sentimientos como los celos, la monogamia, el control sobre el otro, la atadura y hasta el sacrificio de la libertad individual de ser necesario. Por esta razón es casi imposible que la experiencia de la infidelidad se olvide completamente. No estamos preparados ni como sociedad ni como individuos a convivir con ese tipo de experiencias. A trascender lo que para una mente abierta puede ser una situación natural de los seres humanos.

Esto no quiere decir ni que la infidelidad se justifique por una crisis en la pareja, ni lo contrario: la infidelidad no resuelve -para bien- una crisis terminal.

Como sea hay muchas parejas que sobreviven al naufragio de las infidelidades y por amor, necesidad o interés de otro tipo dan un golpe de timón y siguen adelante. Cuando hay la voluntad de salvar la relación es importante contar con ayuda profesional que pueda ver la situación con neutralidad y sin juzgar. Una terapia de pareja es muy recomendable en estos casos.

¿Cuál monogamia?

Nuestros abuelos vivían la monogamia una vez y para siempre. Las parejas modernas han adaptado la monogamia a los nuevos tiempos. La monogamia se respeta sí, pero cada vez que se cambia de pareja. Y esto puede pasar una, dos, tres veces y más. Incluso es muy común que cada vez que se tiene una nueva pareja se proyecte tener hijos. Esta costumbre es propia de sociedades machistas, donde una mujer que tiene hijos con un matrimonio anterior tenga que tener otro hijo con la nueva pareja. Es una condición implícita de virilidad que el hombre acepte un hijo anterior siempre y cuando tenga el suyo propio con esta mujer. Es decir, nuevamente, una familia "correctamente constituída" y monógama.

Por lo tanto las cosas han cambiado pero no tanto. Por qué no practicar una nueva mirada sobre la infidelidad? Deslastrarse de viejos mandatos que no se cumplen más allá de las apariencias.

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Darnos tiempo y recuperarnos a nosotros mismos

La confianza en el otro que nos engañó se vuelve a ganar con el tiempo. Mientras tanto podemos trabajar en recuperar la propia vida, los momentos de individualidad que pueden haberse perdido en la cotidianidad desgastante de la pareja.

Para quien ha sido engañado es importante recuperar su autoestima, rodearse de amigos, afectos y realizar actividades que devuelvan la alegría y la identidad perdida luego de un tiempo de pensar todo de a dos.

No perseguirnos

No sirve de nada convertirnos de la noche a la mañana en un espía de la pareja. Obsesionarse con saber todo lo que hace, minuto a minuto y sobretodo con quien habla ó se escribe por teléfono es tiempo perdido. Ninguna práctica semejante te devolverá la confianza ni sanará la relación en crisis. Estos tiempos de tecnología extrema son bastante peligrosos a la hora de conducir a cualquier celoso al borde del abismo. Es una actitud perjudicial para ambos pretender saber todo del otro poniendo como excusa la desconfianza que generó la infidelidad. Si nuestra pareja tiene una relación paralela tomará sus precauciones a la hora de mantener el secreto. Y si después de todo él ó ella no merecen tu confianza, con ó sin aparato telefónico la cosa estará perdida. Por eso, relajáte y todo lo que quieras saber, preguntálo.

¿Qué preguntarle a quien fue infiel?

Preguntas que vayana más allá del morbo que generan las situaciones de infidelidad. Aquellas que puedan desnudar las razones por las que el otro ha sido infiel. Por ejemplo: "¿Qué significó esta aventura para vos? ¿Qué experimentaste que no pudiste hacerlo conmigo? ¿Qué sentías cuando volvías a casa?".

Es importante saber que en general, en una sociedad de prohibiciones y reglas como la nuestra, las infidelidades tienen más que ver con el deseo de poseer aquello que no se tiene ó que no se puede tener. Razón que ayuda a entender por qué este tipo de aventuras es experimentada por la mayoría de la gente; pero se niega porque el mandato y la presión social tolera más la hipocresía que mantenga las buenas costumbres que una verdad que deje en evidencia a todo el mundo.

Si viviéramos las situaciones de infidelidad de manera natural seríamos más felices. Y más autocríticos. El perdón y la confianza se recuperarían menos traumáticamente porque la infidelidad no sería vivida como traición sino como un reto para mejorarnos como compañera/os de vida de quien elegimos para pasar la mayor parte de nuestro tiempo. Y si después de una infidelidad, él ó ella se fue con el otro, es que no tenía que ser para nosotros.

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