¿Es posible el amor en las psicosis?

La psicosis es un trastorno mental grave que altera profundamente la capacidad mental de un individuo y le hace perder contacto con la realidad. Se caracteriza por la manifestación de síntomas tales como pensamientos confusos, creencias falsas, alucinaciones, cambios afectivos y de percepción y severos cambios en la conducta.

A partir de la complejidad de estos cuadros y tras la experiencia clínica me surgió la pregunta de si es posible el amor en las psicosis. Y a qué nos referimos cuando hablamos de amor.

Definido como sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro (1).

Valiéndome del psicoanálisis como herramienta de precisión, cabe efectuar un distingo entre enamoramiento y amor. Se suele llamar enamoramiento a cierto primer momento en el encuentro amoroso transitado sin pasiones ni enojos y amor para algo que puede trascender ese momento donde se produce, tal vez, el efecto ilusorio de complementariedad, que la elegida/o es la persona perfecta para uno, que no hay desencuentro, una especie de relación armoniosa en donde es posible el diálogo racional desapasionado, posición sostenida por muchísimas escuelas psicológicas actuales.

Pero el psicoanálisis subvierte la mirada romántica por una mirada política al considerar al amor como un hecho siempre sintomático en donde se entrelazan deseo y realidad como condición de im-posibilidad, al entender que en el amor, el desencuentro está presente todo el tiempo. El amor es el encuentro de dos seres irremediablemente distintos. Entonces, que no haya complementariedad es para el psicoanálisis una posición política que es enseñada por los analizantes a los analistas (2).

Nosotros los psicoanalistas aprendemos del amor fundamentalmente por nuestro análisis, pero también por lo que nos encontramos de nuestros analizantes.

Entonces, que el amor sea siempre sintomático también implica esta idea de la no complementariedad. Ahí hay dos. Y algo fundamental para el psicoanálisis es que dos no hacen uno. Y el desencuentro es fundamentalmente el signo de que ahí hay dos. El desencuentro es siempre angustiante. Por eso, la angustia no es un fenómeno que hay que separar del fenómeno amoroso. Incluso, no es algo que el psicoanálisis combata ni elimine.

En la neurosis el sujeto cree ilusoriamente hallar una complementariedad en el des-encuentro con el ser amado y es lo que se pone en juego al visibilizar lo repetitivo de este des-encuentro en su análisis, en aquello que llamamos amor de transferencia (reedición de un amor de carácter infantil desplazado a la figura del terapeuta), mientras que en las psicosis se dificulta hablar de amor de transferencia dado que aquello que el sujeto transfiere es del orden de lo gozoso voluptuoso (un amor sin desencuentro y sin límites) encarnado en un partenaire que presenta características divinas que no hacen otra cosa que sojuzgar la terrenalidad del/a amado/a quien nunca logrará estar a la altura razón por la cual se termina transformando en algo imposible y persecutorio. Podemos concluir que si algún tipo de amor es posible en las psicosis es el amor a su delirio.

Citas y referencias bibliográficas

Diccionario digital de la Real Academia Española (2014 / 23° Edición) (1)

López Mariano Las neurosis y el amor Marzo 16, 2018 Página 12 (2)

Lacan Jacques, Seminario III (1955-1956) Las Psicosis (Editorial Paidós)

Freud Sigmund, Neurosis y psicosis (1923) (Amorrortu Editores)

Laplanche, J., y Pontalis, J. (1996). Diccionario de psicoanálisis (Editorial Paidós)

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