A veces es sólo dolor

A veces el dolor es sólo dolor. No todo lo que nos sucede nos deja una enseñanza. A veces el dolor es sólo dolor..

19 ABR 2024 · Lectura: min.
A veces es sólo dolor

Esta nota es una invitación a una reflexión sobre las formas en la que nos relacionamos con el dolor en general y con nuestros dolores en particular. Existen numerosas barreras personales, sociales, culturales que se originan fundamentalmente en la culpa por el bienestar. Prejuicios, desconocimiento, concepciones y mandatos son determinantes en el modo en que nos pensamos humanos y las formas de habitar esa humanidad. El sueño de la vida feliz suele ser soñado como de felicidad plena, entendiendo esto como: sin dolor.

¿Es posible vivir sin dolor?

Suele ser habitual la preocupación por la búsqueda de sentido a sucesos que nos producen dolor. Se trata de encontrar causas reparadoras a consecuencias, a veces, devastadoras. Vivir duele. Y duele porque somos humanos, porque no podemos ejercer un control absoluto sobre diversos acontecimientos. Duele porque a veces lo real lastima, traiciona, engaña con promesas de felicidad. Duele porque confiamos en nuestra capacidad de poder decidir vivir sin dolor, y en general el significante dolor conlleva acepciones negativas: esto es un castigo, me lo merezco por... es mi karma y cientos de expresiones similares.

Por un lado esta percepción del dolor/ castigo está ligada a la espiritualidad, a la fe, a religiones. Un ser supremo y ordenador que vigila y castiga de acuerdo al respeto o no de normas universales impuestas por su doctrina. O en corrientes humanistas que relacionan la evitacion de todo sufrimiento subyugandolo al universo, las fuerzas energéticas, el poder de talismanes. Y además, en este "mundo líquido" ( Lewcowich) en este mundo de la inmediatez, del trastocamiento del tiempo y de sus usos, en esta era tecnológica que nos apremia segundo a segundo no hay tiempo para doler. Y si duele es por algo pero espacialmente para algo. Dolor sin sentido?! Seguramente la pregunta inmediata seria: para que? Y a veces no hay motivos. A veces no hay razones para que eso suceda. Sólo sucede, discurre en nuestras vidas arrasando mucho o poco y no deja más que eso. Arrasamiento subjetivo sin porqués.

Y ruego que no se interpreten mis palabras con ideales anti. La invitación es, lejos de cualquier fe, a reflexionar sobre qué designios está asentada en nuestras vidas, la concepción de felicidad, de bienestar o simplemente de ausencia de dolor. No es posible escapar al dolor de vivir. Es necesario atravesarlo y dejarnos atravesar para poder construir algo con las heridas que restan. Y en este existir los/ as actores y actrices, somos nosotros/as. Con cada decisión cotidiana vamos diagramando cada minuto de nuestras vidas.

¿Es posible vivir sin dolor?

El arte radica en elegir las batallas. En decidir como permitimos la afectación del mundo y que podemos hacer con eso. Es importante, fundamental diria, reflexionar sobre lo que creemos, sentimos y hacemos para evitar que nuestros propios prejuicios afecten nuestras vidas. Porque con ayuda profesional? Simplemente, porque es un modo de sostenernos sin sucumbir al dolor. La incorporación de estrategias para visibilizar, afrontar y subvertir prácticas que subyacen al sufrimiento. No se trata de relativizar situaciones, de ignorar padecimientos, de dejar a la deriva o negar los acontecimientos. Todo lo contrario.

Se trata de sumergirnos en el dolor para reconocerlo y salir de él fortalecidos/as. Se trata de nuevas miradas sobre los significados y sentidos del vivir y del vivir sin dolor. Social y culturalmente está normalizado que como consecuencia de un evento traumático una persona quede atrapada en el dolor. Es posible agregar que transitamos bordes muy sutiles cuando se asocia muerte- dolor- depresión de por vida, con miradas de aceptación y comprensión.

Vivir duele, y no es lo mismo que vivir con dolor. El dolor de vivir debería ser transitorio, incómodo pero pasajero. Es posible decidir los modos de transitar duelos, separaciones, pérdidas, contradicciones, considerando con y por salud mental, las formas más sanas, las menos prejuiciosas, desterrando mandatos y reduciendo el impacto de mitos y creencias. Vivir con dolor es innecesario y son posibles otros modos. Y no todo dolor nos trae una enseñanza. A veces el dolor, es sólo dolor.

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Escrito por

Liliana González

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Bibliografía

  • Freud, S. (1926). Inhibición, síntoma y angustia. Editorial: Amorrortu.
  • Lacan, J. (1962-1963). Seminario 10: La angustia. Editorial: Paidós.

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