La agresividad infantil se puede relacionar con TDAH

La desobediencia y agresividad infanto juvenil son problemas graves que angustian a madres y padres, por la dificultad y desorientación que experimentan al afrontar estas situaciones.

26 MAR 2018 · Lectura: min.
La agresividad es un síntoma prominente en casos de Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) y afecta significativamente la calidad de vida de quienes lo padecen y de su entorno.

Es sumamente necesario un cambio en los modelos de conducta en estas situaciones, porque las actitudes agresivas generan conductas antisociales y consecuencias graves. En el caso de los más pequeños, puede ocasionar fracaso escolar. Y en el de los jóvenes y/ó adultos, inadaptación e incluso delincuencia.

La agresividad es un síntoma prominente en casos de Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) y afecta significativamente la calidad de vida de quienes lo padecen y de su entorno. Estudios realizados indican que los pacientes con TDAH presentan más comportamientos de tipo agresivo que la población general.

Además la correlación entre ambas es recíproca: cuanto más grave es el cuadro de TDAH más graves son las conductas agresivas y cuanto más grave la agresividad peor evolución tendrá el TDAH.

Tipos de agresividad

Agresividad reactiva o impulsiva: aparece en los pacientes con TDAH. Son actos impulsivos realizados en momentos de desrregulación emocional. Es decir momentos en que la persona intenta resolver sus presiones emocionales internas de manera inmediata.

Agresividad activa o funcional: es la que se ejerce buscando beneficios para quien la realiza sin importar las consecuencias. Este tipo de agresividad no es la característica del TDAH.

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¿Qué factores influyen en la Conducta Agresiva?

1. El principal factor es el Sociocultural. Si el sujeto está inmerso en modelos en los que la agresividad es moneda corriente, es muy probable que presente con posterioridad las mismas actitudes agresivas de ese modelo que conoce.

La familia es el medio sociocultural principal donde está inserto el sujeto.

El tipo de disciplina al que se someta al niño ó niña, por ejemplo allí donde existen castigos físicos que ocasionan dolor; puede derivar en una conducta agresiva. También es el caso de aquellos padres y madres que desaprueban y rechazan continuamente a los hijos, sin ofrecerles comprensión y el afecto, no razonan acerca del uso de su autoridad y pueden ser agresivos usando métodos a no físicos como el insulto, la comparación despectiva o el menosprecio.

Esta suma de situaciones puede provocar en los hijos la agresividad, la irresponsabilidad y la rebeldía.

Por su parte, en el otro extremo, están las también nocivas disciplinas poco exigentes y relajadas. Aquellos padres y madres que siempre ceden a cualquier requerimiento de sus hijos, consintiendo sus exigencias, y otorgándole tal libertad que pueden llegar incluso a situaciones de dejadez, abandono y descuido.

También influye el comportamiento incongruente de los padres, sea entre ellos, al prohibir uno algo y autorizándolo el otro; ó desaprobando ambos la actitud agresiva pero reprimiéndola a través de la amenaza o incluso el castigo físico y la violencia.

Puede que el comportamiento agresivo sea castigado por los padres unas veces sí y otras no. Esto provoca una desorientación en los niños ó jóvenes que ya no distinguen entre qué es permisible y qué no lo es.

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¿Cómo debe actuar la familia?

Ejercer la tolerancia acompañada de la tarea de hacer ver que la agresividad nunca trae beneficios a los miembros de la familia. Una reprensión firme pero pacífica, es necesaria y ayudará al niño a no desarrollar comportamientos agresivos.

2. El factor Orgánico

Son factores desencadenantes que se atribuyen al propio sujeto de la agresividad. Son mecanismos cerebrales y de factores hormonales que se activan cuando el sujeto atraviesa emociones como el miedo, la excitación ó la rabia.

Estas emociones pueden generar reacciones disfuncionales cuando existen previamente disfunciones y lesiones cerebrales.

Problemas de salud y mala nutrición pueden causar bajos niveles de tolerancia al estrés o a la frustración, aumentando la posibilidad de desarrollar actitudes agresivas.

La falta de habilidades sociales para afrontar situaciones estresantes o frustrantes puede ser desencadenante de comportamientos agresivos.

¿Cómo se inicia un tratamiento por TDAH?

1. Lo primero es una evaluación con la que se identifica el problema a través de entrevistas, charlas y observaciones de las causas y reacciones a la frustración.

Los principales tipos de evaluación son la tradicional y la conductual, ambas con técnicas muy diferentes.

La tradicional evalúa la personalidad para localizar el origen de la conducta agresiva. Considera que la conducta es un síntoma que revela elementos subyacentes. Las técnicas empleadas son las subjetivas, proyectivas y los test.

La conductual se centra en un proceso donde se eligen las variables relevantes en el origen y persistencia de la agresividad.

Al centrarse en sujetos en continua evolución, los tratamientos toman en cuenta la evaluación de niños y jóvenes su nivel de desarrollo, sexo y edad. Si la evaluación se realiza en el centro educativo, es allí donde se recogerá la información. En este caso los compañeros del niño ó niña serán importantes a la hora de informar acerca del nivel de socialización y/ó discriminación sobre el paciente en cuestión. El hogar e incluso una consulta psicológica son también posibles lugares de evaluación.

2. Una vez evaluada la conducta agresiva, ésta debe ser modificada y es allí cuando aparecen los padres, madres, maestros ó profesores.

Esta modificación de las conductas agresivas jamás debe ser inducida mediante el castigo físico y la violencia. Ya hemos visto que los resultados serán negativos y contraproducentes, porque la agresividad es fundamentalmente aprendida e imitada. La violencia generará más agresividad, frustración y ansiedad en el sujeto.

La perseverancia y la paciencia son más provechosas para reconducir una conducta agresiva.

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¿Cómo podemos dar seguimiento al TDHA?

1. Identificar cómo exterioriza el niño ó niña la agresividad. Diferenciar si se trata de violencia verbal, física, contra las cosas, contra las personas.

2. Llevar un registro de los accesos de agresividad relacionándolos con las causas que los desencadenaron, en qué momentos y circunstancias surgieron.

3. Actuar sobre la conducta agresiva reforzando las respuestas alternativas deseables ó enseñando habilidades sociales.

¿Cómo hacerlo? Te damos algunos consejos:

1. Eliminar los estímulos que provocan la conducta agresiva.

2. Reducir el contacto del niño ó niña con modelos agresivos: dialogar, razonar, mantener conversaciones pacíficas y tranquilas frente a las situaciones de agresividad.

3. Recompensar la asertividad y la cooperación.

Una vez que se decida el tratamiento al paciente, es importante darlo a conocer a todo el entorno de la persona: maestros, familiares, amigos, compañeros.

El registro pormenorizado del tratamiento es importante para dar seguimiento a los resultados que se van obteniendo.

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