De una erótica del psicoanálisis: entre el amor y el goce

Si el psicoanálisis fuera una teoría sobre el erotismo, sobre lo erótico, sería una teoría entre el amor y el goce

23 SEP 2020 · Lectura: min.
De una erótica del psicoanálisis: entre el amor y el goce

"Al principio era el amor" decía Lacan en el seminario 8 sobre "La transferencia" y, en definitiva, es así en todo análisis. También agregará "no estoy ahí para su bien sino para que ame", es decir, para que se divida, para que se castre. La EXPERIENCIA ANALITICA, da cuenta de quien va ávido de saber, de SABER respecto a un MALESTAR que lo interroga y en el que no encuentra respuestas y supone que hay alguien que sí sabe cómo hacer para hacer que, en eso que en él no funciona, sí funcione. Y con el psicoanálisis se va a encontrar que hará un camino que va en contra de la ESTRUCTURA, es decir, se irá dividido, castrado, es decir, se encuentra con su propia falta; FALTA del orden de lo estructural, no de lo moral. Esa operación es efecto del paso por un análisis.

¿Por qué se soporta un análisis sino es por amor? El armado de LA TRANSFERENCIA, las relaciones de odio enamoraminento, las frustraciones, decepciones, las adicciones e incluso las satisfacciones eróticas, no dejan de constituir un campo sobre EL AMOR y sus AVATARES. No está de más recordarnos "El malestar en la cultura" freudiano donde Freud, nos dice que la mayor causa de sufrimiento es la relación con los semejantes. EL AMOR y LO EROTICO, abarca mucho más de lo que popularmente se llama amor. Y lo erótico, por supuesto, no se reduce a lo sexual solamente. He aquí que podamos escuchar en la consulta a alguien que habla de que no es reconocido en su puesto laboral y el trasfondo no lo constituye otro sino que el campo del amor y sus vicisitudes.

Por otra parte, para Freud, el AMOR DE TRANSFERENCIA, no tiene una estructura diferente a la del amor. La transferencia como motor del trabajo terapéutico cuando trasmuda en amor deviene resistencial para la continuidad del análisis. Como quiera que sea, una razón más para el sostenimiento del postulado lacaniano de que "Al principio era el amor".

Pero el amor en psicoanálisis, se anuda a la cuestión del GOCE, es decir, al MAS ALLA DEL PRINCIPIO DEL PLACER. Cuando un paciente consume: sea droga, ansiedad, comida o incluso puede no consumir nada y ser adicto igual si pensamos en un análisis estructural (Cf. mi texto sobre "la psicogénesis de la adicción" donde se pone de manifiesto que la adicción es una posición subjetiva en la cual el sujeto se ubica como objeto en relación al goce del Otro), en cualquiera de estos casos, no podríamos decir que ama la droga, la ansiedad, la comida, etc. pero sí podríamos decir, que hay puesto en juego algo del orden del goce, en tanto por un lado, hay ligada una satisfacción pulsional a un objeto, de forma compulsiva, pero la compulsión no deviene en lo que hace sufrir, la compulsión es la consecuencia. Compulsión que habla del "Ello freudiano", es decir, del inconsciente pulsional, olvidado por los analistas, quienes solo destacan, el inconsciente de las representaciones, el inconsciente de los significantes, el simbólico. Y el inconsciente del Ello freudiano es del orden de lo Real.

Respecto al Eros y a las satisfacciones pulsionales, hay un imposible de la satisfacción sexual toda, por eso Lacan dice que no hay relación sexual, no que la gente no tenga sexo porque de hecho eso sucede, sino lo que quiere decir, es que no hay una satisfacción sexual plena ni un partenaire que complete, que obture, la falta estructural. Tampoco que el erastés (amante) busque en el erómenos (amado) lo que a él le falta. No se busca en el Otro lo que a uno le falta. Eso sería del orden del complemento y de sostener una ilusión de completud. La fórmula verdadera del amor es para Lacan que "amar es dar lo que no se tiene a alguien que no es", es decir, lo que doy es mi falta, mi castración... La falta en todo caso es lo que posibilita lo que Lacan llama la significación del amor, o sea, lo que permite la sustitución significante, la metáfora.

Y además, la ilusión de completud o de la "media naranja" es una ilusión también porque, lo que se supone es un diada, cuando en realidad es una triada, ya que la relación del sujeto con el objeto de amor está mediada por el falo, que es el significante de la falta, es decir, lo que se pone en el lugar de la falta.

Otro punto de tensión o de articulación para reflexionar, radica en pensar que el psicoanálisis habla del placer, tiene una TEORIA DEL PLACER, como por ejemplo, lo hace la corriente filosófica de Aristipo de Cirene (s. iv a.C.) conocida como hedonismo y a sus discípulos se los conoce como hedonistas o cirenaicos. Pero, ¿en qué se distingue la FILOSOFIA CIRENAICA del pensamiento freudiano? El psicoanálisis no es un hedonismo ni un pansexualismo porque incluye la pulsión de muerte: el deseo del que habla el psicoanálisis es un deseo siempre insatisfecho (como en la histeria) o imposible (como en la obsesión) y además, el objeto, las relaciones de objeto en psicoanálisis, se nos plantean desde siempre, desde la FALTA DE OBJETO. Por el acceso a la palabra y al campo del lenguaje, el objeto de la necesidad se pierde, entrando en las coordenadas de la demanda y el deseo. Es la consecuencia de la entrada a la cultura, la pérdida de la naturalidad. No es un cuerpo natural, biológico, sino un cuerpo erógeno; erógeno quiere decir que, es un cuerpo atravesado por el lenguaje.

Para pensar el anudamiento entre placer y goce o, mejor dicho, otra forma de plantearlo, más clínicamente, es poniendo en tensión la letra freudiana de "Pegan a un niño" de 1919. Solamente algunas palabras, no nos interesa acá en sí toda la articulación de la estructuración del fantasma en psicoanálisis.

Lo que Freud va a plantear es que no es necesario que haya una vivencia traumática realmente acontecida, alcanza con que se haya fantaseado y su estructura es fantasía de maltrato, dirá Freud. Es una estructura, en tres tiempos, para la estructuración de la neurosis. Acá la fantasía no tiene el estatuto de un ensueño diurno sino una función estructurante para la formación de la neurosis, más allá de que el texto de "Pegan a un niño" es un texto pensado para la contribución de las génesis de las perversiones sexuales (que lo indica su título). Más allá de esto, podemos leer en él algo del orden lo estructurante en la subjetividad.

Freud sitúa aquí a la fantasía entre el placer y la repetición.

El paciente formula la primera fase y la tercera fase, nunca la segunda en la lectura freudiana.

La segunda fase, hay que construirla ¿Cuál es la construcción de Freud? Te pegan porque te aman, nudo entre la posición masoquista y el amor.

En definitiva, ser adicto, ser pegado, ser violento, etc. y todas las formas del ser, no nos dan sino, imaginariamente, una consistencia y una ilusión de ser algo y alguien para el Otro, porque, a fin de cuentas, lo verdaderamente angustiante, es no ser nada, eso es lo verdaderamente insoportable.

El goce, en definitiva, es un intento de borramiento, de ocultamiento, de que hay una falta en el Otro, por eso como tal es imposible, pero hay algo que queda como resto en esa operación de intentar recuperar el goce, que es el plus de gozar que es lo que uno tiene acceso pero no al goce, propiamente dicho, que como tal es imposible por quedar justamente bajo la represión primaria.

Hay toda una subjetividad en el neoliberalismo y en la estructura subjetiva que lleva a pensar de que sí es posible el acceso al goce que tiene que ver con todo el discurso capitalista actual. Todas las campañas propagandísticas y toda la lógica consumista se articula en esta dialéctica: el último celular, etc. y a los meses vuelve a salir el último y así sucesivamente. Nos encontramos, por fin, con la naturaleza metonímica del deseo, siempre de otra cosa y por definición, irrealizable porque el objeto está perdido de entrada.

Para concluir, si el psicoanálisis fuera una teoría sobre el erotismo, sobre lo erótico, sería una teoría entre el amor y el goce porque ¿acaso los tormentos por los cuales somos consultados no responden a esta dinámica? Los encuentros y desencuentros de celos, infidelidades, problemas familiares, de reconocimiento social y laboral, la degradación de la vida erótica freudiana, no descansan - a mi parecer- sino sobre la égida general de estos postulados.

JIM

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Escrito por

Lic. Juan Ignacio Molinari

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