Me siento harta de todo, no sé cómo hacer para que las cosas cambien

Mi nombre es Natasha y tengo 31 años, mi vida fue tranquila y siempre muy guiada, apoyada y sustentada por mis padres, sobretodo bajo el lema que debía estudiar para luego poder vivir bien. Bajo esa premisa, estudié tecnicatura en administración, asesoría en seguros y abogacía. Nunca tuve suerte en conseguir un buen trabajo, como trabajaba con mi papá no buscaba otras oportunidades porque así podía seguir estudiando. Tuve que emigrar desde mi país y obviamente llegué siendo nadie, tuve que hacer mil y un trabajos que nunca había hecho, luego conseguí algo medianamente bueno pero que no explotaba mi potencial. Conocí una persona, me enamoré ciegamente a pesar de que sabía que no estaba a mi par, tuvimos dos nenas muy seguiditas, que aún están pequeñas. Me echaron y no he vuelto a trabajar en dos años. No me llega ni una buena propuesta de trabajo. Mi pareja no tiene ni siquiera el secundario por lo que sus opciones laborales son mínimas. Estoy todo el día en casa con dos bebés, haciendo oficios del hogar, cosa que odio con todo mi ser, no me gusta cocinar y estoy haciendo todo eso en contra de mi esencia. Tomé una mala decisión, me dejé llevar por el momento y ahora estoy en esta situación agobiante, llevando una vida que nunca quise. Yo no quería ser mamá, mucho menos ama de casa. Lo que gana mi pareja es muy justo, vivimos endeudados, no le encuentro salida a esto. Paso todo el día haciendo cosas para los demás. Estoy en un punto de hartazgo tal que odio a mi pareja, tengo todo lo que llevamos de relación pidiéndole que termine el secundario, que busque un buen trabajo, que conozca gente que valga la pena para así ver si tenemos oportunidad y nada, no le interesa. No tiene contacto con su familia, se pelea con todos, me siento aislada y sola. Sin salida. Todos los meses el dinero a va en alquiler y en comida. Hay mal administración de los ingresos. Siento que está todo mal en mi vida. Yo no estudié ni me preparé tanto para vivir una vida así. Yo creo merecerme otra cosa. Es muy extenso y faltan muchos detalles. Pero lo que si pido a gritos es una guía de cómo hacer para que las cosas cambien. Me siento fatigada, con ganas de llorar, impotente, como con un grito ahogado en el medio del pecho.