Las crisis de angustia

En tratamiento en psicoanálisis, nos enfrentamos a varias paradojas, una de ellas consiste en que un sujeto consulta porque se encuentra impulsado a buscar respuestas y de repente, se encuentra que aún desconoce sus preguntas.

No es que los sujetos vienen con preguntas ya sabidas; en todo caso, las preguntas son aquellos esbozos que sirven como herramientas para iniciar un tratamiento; el sujeto viene a un consulta con preguntas ya olvidadas.

Es decir, se escucha que los sujetos desean dar cuenta a un testigo de que algo han perdido, no se sabe cuándo ni cómo, pero esto que se ha perdido, insiste con fuerza y repetición en "volver a aparecer".

Hablamos de que la clínica es una clínica del duelo y de esta manera la concepción del duelo como "proceso que consiste en dos, tres o cuatro etapas" se refuta, cuando justamente el duelo se refiere a esta posición epistémica y del conocimiento con el que un sujeto se relaciona con su saber.

Entonces, la especificidad del psicoanálisis consiste en poder escuchar lo que el discurso intenta amarrar, lo que no puede sostener, lo que olvida. En ocasiones se necesitan muchas palabras para dar contenido, construir una situación y estas palabras se van produciendo en esta conversación no común entre analista y analizante.

Por el contrario, a veces el trabajo consiste en desagotar el conjunto de palabras que empiezan a obstaculizar y a determinar los modos de ver, percibir y sentir.

Es decir, el mismo remedio puede ser cura y también provocar la enfermedad.

Por eso es una disciplina que se define como clínica, porque se trata de poder construir una medida justa, un artificio, que en cada sesion se inventa, se renueva, se desecha o se vuelve a armar. Un psicoanálisis se orienta a trabajar con esto que irrumpe, que aparece como crisis, y luego emprende una búsqueda y en esa búsqueda se van creando las posibles soluciones.

Es cierto que es importante poder hacer una escucha de la época actual y poder situar cuales son los objetos que se ofrecen hoy como oferta y los que generan distintas identificaciones, cuáles son estos objetos que se ofrecen como promesas respecto a elegir un mejor futuro, como claves para decidir entre una cosa y la otra.

Por eso es que se necesita un espacio donde se pueda alojar a las personas que se encuentran abrumadas, confundidas, con un profunda sensación de perder el sentido de la vida y de las cosas. Trabajamos con sujetos que encuentran que la conexión con aquello que les sucede, con aquello que les pasa, se vuelve cada vez más opaca, y de repente, el llanto se convierte en "llanto inmotivado" -cuántas veces se escucha en el consultorio "no se por qué lloro"-, también se presenta una estabilidad en la duda respecto a si se está enamorado o si no se lo está, hasta incluso, (y esto lo traen mucho las personas que padecen algun conflicto respecto al alimentarse), "no saber si tienen hambre o es otra cosa".

Es decir, es una época que determina a las personas a estar desconectadas de su cuerpo, de sus sensanciones, de sus tiempos. Es decir, una posición neurótica puede estabilizarse en sus dudas neuróticas y en este sentido estabilizar un sufrimiento. Pero quien comienza un análisis es porque algo de esa duda persistente se vuelve intolerable y precisa hacer algo con ella, en principio trabajar en su movimiento, cada vez.

Bibliografía

Sigmund Freud: "Análisis terminable e interminable"

Sigmund Freud "Observaciones sobre el amor de transferencia"

Sigmund Freud: "Inhibición, síntoma y angustia"

Colette Soler: "La transferencia y sus principios" en "La transferencia tal como es" Colección "Orientación Lacaniana"

Bonoris Bruno Javier: "¿Qué hace un psicoanalista? Sobre problemas técnicos

Horacio Ricardo Etchegoyen: Los fundamentos de la técnica psicoanalítica

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