ÁNIMO Y ANSIEDAD: PERSPECTIVA COGNITIVO CONDUCTUAL (BASADA EN INVESTIGACIONES)

Perspectiva cognitivo conductual de las problematicas relacionadas con el animo y la ansiedad. Un enfoque que integra la neuropsicología como ciencia que potencia los tratamientos psicológicos.

22 NOV 2023 · Lectura: min.
ÁNIMO Y ANSIEDAD: PERSPECTIVA COGNITIVO CONDUCTUAL (BASADA EN INVESTIGACIONES)

ÁNIMO Y ANSIEDAD: PERSPECTIVA COGNITIVO CONDUCTUAL (BASADA EN INVESTIGACIONES)

El ánimo y la ansiedad son emociones compartidas por todos los seres humanos, dependiendo su valencia, es decir, buscando un sinónimo, su polaridad, pueden ser percibidas como displacenteras o placenteras. Un animo displacentero es asociado generalmente a emociones de tristeza, o depresión (sin llegar a ser un trastorno), o por ejemplo angustia, miedo, asociados al polo displacentero de la ansiedad. Ningún ser humano suele quejarse por estados emocionales percibidos de modo placentero, como alegría, euforia incluso, (asociados o no a episodios hipomaniacos), amor, y etc. Las personas nos quejamos, o sufrimos por emociones displacenteras, y teniendo en cuenta mi experiencia clínica, la gran mayoría que consulta es justamente por la falta de tolerancia ante ellas. Compartimos con los mamíferos todo un sistema neural de más de 500 millones de años llamado sistema límbico, ubicado en el centro del cerebro, de muchos millones de años más que la circuitería neural que sostiene el pensamiento racional, como la corteza prefrontal, apenas unos 4 millones de años. Dos sistemas, uno regulatorio (corteza prefrontal) y otro emocional, que tiende a PRIMAR, a funcionar por defecto, provocando en muchos casos razonamientos emocionales, por lo tanto no racionales, llevándonos a conductas disfuncionales, autodestructivas, o que van en contra de nuestros objetivos. Poseer emociones implica las de valencia positiva, placenteras, y las displacenteras. ¿Pero por qué algunas personas consultan por ansiedad y animo y otras no?, muchas veces la diferencia no está en la valencia, en la intensidad, ya que es NORMAL, NATURAL, ESPERABLE, sentir emociones variadas, porque es parte de nuestra capacidad emocional, ansiedad ante exámenes, ante determinadas situaciones como encuentros íntimos con una pareja, una entrevista laboral, animo triste o deprimido luego del fallecimiento de un familiar o la perdida de algún trabajo, etc. ¿Pero porque algunas personas desarrollan un trastorno a partir de esto y otras no? ¿Por qué algunas consultan y otra no? Justamente, como bien ha desarrollado mi colega el Lic. Mariano Zinser, en otra nota para esta revista, especialista en terapias basadas en la evidencia y tercer ola como aceptación y compromiso (ACT), la cuestión también está en la capacidad de TOLERAR las emociones displacenteras, entender, saber, aceptar que forman parte de nuestra vida y no hay posibilidad de eliminarlas, como la ansiedad, los días o momentos tristes, pero que una actitud ecuánime y de mayor aceptación propicia que ese displacer o malestar se acorte en el tiempo. En su defecto, y de manera opuesta, la rumiación, (pensamiento repetitivo sin ningún objetivo específico) sobre las emociones tristes, no hacen otra cosa que MANTENER el estado emocional negativo o displacentero. Es por ello que muchas veces, sin llegar a ser un trastorno, en una cultura que ENSEÑA que SIEMPRE hay que estar bien, FELIZ, con ENERGIA, SIN ANSIEDAD, no se enseña la tolerancia emocional displacentera, y es una educación que requiere entrenamiento. Para ello se utilizan distintas técnicas basadas en la evidencia (es decir que probaron que tienen eficacia), para entrenar a las personas a que tengamos mayor tolerancia ante los cambios emocionales sin "pensar" de manera disfuncional sobre ello, aceptando esa variación. Sin llegar a ser un trastorno, mucha gente perpetua estos estados con conductas de mantenimiento, como el aislamiento, la preocupación excesiva, rumiación, evitación, y otras. Hay que saber, aceptar e internalizar que distintas emociones forman parte de nuestro diario vivir, que tenemos un cerebro que lo sustenta, y debemos entrenar un sistema cognitivo, una forma de pensar más racional para sobrellevar esos estados.

Lic. Diego Maximiliano Herrera

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Diego Maximiliano Herrera

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